Para trabajar en una gestión efectiva e integral de la Prevención, se requiere abordar aspectos tanto técnicos como relacionales, motivacionales o de disposición. De esta manera se estaría impactando en el funcionamiento global de la organización y en la facilitación de cambios culturales, que permitan con mayor facilidad, mantenerse en el tiempo.
Hablamos de una Cultura de Seguridad cuando dentro de una organización podemos observar, de manera permanente, una preocupación por los aspectos preventivos en el accionar de todos sus integrantes, independiente de las diferentes situaciones o posibles urgencias o presiones existentes.
La Cultura de Seguridad comprende las disposiciones, actitudes, creencias y valores de las personas y de la empresa en los aspectos relativos a la seguridad. Tanto en la toma de decisiones como en el accionar operativo en el comportamiento diario. Se logra cuando forma parte de un comportamiento internalizado en todos los integrantes de una organización.
Por ello para el logro de Cultura de Seguridad se deben ejecutar intervenciones que enfaticen el aspecto humano y por esto es necesario un involucramiento hacia la prevención de todos los integrantes de la organización de manera independiente al estamento que pertenezca o funciones que desempeñe. Esto se traduce en aspectos formales, como Políticas, Normas o Procedimientos, pero por sobre todo en situaciones de carácter operativo, es decir, conversaciones, toma de decisiones, llamadas de atención, instrucciones, ejemplos, etc.
El objetivo es el logro de Aprendizajes internalizados en los integrantes de una organización, que se vean reflejados en el accionar operativo del día a día, transformándose en hábitos de comportamiento positivo. Nos referimos al logro de Aprendizajes, sólo cuando el conocimiento se puede visualizar en acciones concretas y habituales, de lo contrario podemos encontrarnos con la adquisición de sólo conocimientos, pero no con Aprendizaje. Un elemento para el logro de este Aprendizaje, es que sólo se obtiene en la medida en que los contenidos tengan “sentido” para los involucrados, es decir, le asignen una importancia tal que permita generar cambios o mejoras en su funcionamiento. Esto quiere decir, que lo perciban como importante o le asignen un propósito. Este punto es el que es trascendental trabajar metódicamente en las instancias de entrenamiento o intervenciones que busquen mejoramiento o cambios en el comportamiento individual y grupal. Asimismo, se facilita el Aprendizaje si es que junto a la necesidad de sentido, se generan intervenciones con sus correspondientes instancias de seguimiento, que no sólo permitan evaluar el proceso, sino mantener el propósito y ejecutar las mejoras necesarias para que este no se pierda. El “sentido”, que es de carácter disposicional (adaptativo), debe estar vinculado a aspectos técnicos que puedan ser medibles u observables, es decir asociado a acciones, comportamientos o resultados determinados. Con esto respondemos al Qué y Cómo mejorar.
Este trabajo debe permitir que cada persona se perciba a si misma como protagonista del proceso de mejora, dejando de lado la externalización o desvinculación del trabajo hacia el mejoramiento. Cada uno es protagonista del proceso con un alcance específico y asociado a las acciones y omisiones en su quehacer diario. De esta manera se está afectando positivamente al contexto inmediato y generando las condiciones para la instauración de Cultura de Seguridad.