Habitualmente nos hemos encontrado con la situación de haber implementado una muy buena herramienta, asociada a la gestión en una organización y nos encontramos después de un tiempo con que no está entregando los resultados que nosotros esperamos.
Algunas veces responsabilizamos o dudamos de la efectividad real del instrumento y otras, decimos que lo que ocurre es que las personas no se la están tomando con la seriedad que amerita.
Es así como un número importante de herramientas de gestión no estarían cumpliendo con sus objetivos a cabalidad.
En esta oportunidad plantearemos una situación que se da reiteradamente y en diferentes ocasiones, donde la efectividad de una herramienta de carácter técnico se verá reflejada, necesariamente, en el comportamiento que adopten las personas implicadas en su implementación y desarrollo.
Con un fin netamente explicativo, hablaremos del “Cumplir” versus el “Lograr”. Donde intencionalmente y sólo para este efecto, daremos a la palabra “cumplir” una connotación medianamente negativa, menoscabándola en su significancia. Lo anterior, comparativamente con la palabra “Lograr”, a la cual nos referiremos de acuerdo a una serie de atribuciones positivas, que esperamos que al finalizar el artículo, adquieran mayor sentido.
Nos desenvolvemos día a día, interactuamos y ejecutamos una serie de acciones que tienen que ver con nuestro desempeño, sea este laboral, social, familiar u otro.
Podemos hacer el ejercicio de determinar qué cosas que hacemos día a día, las hacemos sólo por Cumplir. Es decir, las realizamos sin una motivación mayor y muchas veces para evitar alguna posible consecuencia negativa o mal rato. Donde las energías desenvueltas en dichas acciones obedecen a obtener una conformidad con ese cumplimiento.
Por otro lado, hay muchas cosas que hacemos desde el Logro, es decir, con el objetivo de Lograr algo que yo espero. En este tipo de acciones la motivación es diferente, porque detrás de ella hay algo que para mí tiene real importancia, por lo cual incluso, no sólo hay una motivación mayor, sino que también mayor esfuerzo y rigurosidad.
Por ejemplo, frente a la necesidad de la ejecución de una tarea que para mí no tiene mayor sentido, pero que igualmente la debo realizar. Es posible que la ejecute sólo por Cumplir. Y frente a una tarea que en términos personales le conceda un sentido de mucha importancia y alcance a ser importante para mí, es muy posible que la realice no sólo para Cumplir, sino que también para Lograr algo.
De lo que estamos hablando es de una diferencia en la emocionalidad que rodea a las acciones, que se verá reflejada no sólo posiblemente en su resultado, sino también en la actitud con que se caracterizará este desempeño, lo que también está asociado a sus repercusiones.
Para obtener una motivación que permita ejecutar acciones desde el querer Lograr y no sólo el tener que Cumplir, se deben dar una serie de situaciones asociadas al interés que exista detrás de la acción. Evidentemente frente a tareas que para mí sean de mayor interés será más fácil que las ejecute desde una emocionalidad asociada al Lograr que al sólo cumplir. Así incluso, podemos tener muy claro qué tipo de acciones las ejecuto desde un Cumplir y qué acciones desde un Lograr. Por ejemplo, cuando le estoy enseñando algo a un hijo, es muy posible que lo haga desde el Lograr, con una emocionalidad coherente, esfuerzo, entusiasmo, rigurosidad, etc. Porque lo que está detrás de esa acción para mí es de mucha importancia y tiene gran sentido. Asimismo, puede darse que una vez al mes deba llenar una serie de formularios que tienen que ver con mi equipo de trabajo y su mejoramiento, lo cual surge desde una idea en la que yo mismo he participado. Puede que esta tarea también la ejecute desde un Lograr, con las características antes descritas, ya que se presenta la situación que para mí esta acción tiene sentido e importancia.
Por otro lado, sólo como ejemplo, puede haber una tarea asociada con el tener que llenar planillas con datos de resultados específicos de una instalación, procedimiento al cual no le designo mayor sentido en términos de su eficacia. Es posible que esta acción la realice sólo por cumplir, es decir, sin mayor entusiasmo y energía que el asociado a la entrega de un documento que debo hacer para evitar alguna situación negativa. la ejecuto sólo desde un Cumplir.
Así nos explicamos como muchos sistemas de gestión fallan, en términos de resultados o involucramiento de sus participantes, ya que son percibidos como tareas que se deben realizar para sólo cumplir con un procedimiento o acción. Es decir, no se les percibe mayor sentido en términos de qué es lo que nos puede permitir en términos de resultados. Así se pierde el horizonte principal de la herramienta de gestión que se está implementando.
Por ello, el gran trabajo frente a la implementación de una herramienta de gestión, sea del área que sea, está en la sensibilización y motivación de las personas que van a formar parte de la implementación y desarrollo de ese sistema.
Muchas veces buscamos una actitud y compromiso, que requieren necesariamente que las personas le asignen un sentido de importancia a lo que se les está solicitando, que para ellos tenga una relevancia tal, que permita no sólo su conocimiento técnico, sino que las acciones vayan acompañadas de un componente emocional que se refleje en una actitud positiva orientada al Lograr.
Tal como, al hacer la propia autoevaluación de nuestras acciones, nos damos cuenta que aquellas cosas que hacemos sólo por cumplir corresponden a las que no les encontramos mayor sentido. Surge la necesidad de estar visualizando y evaluando permanentemente qué sentido tienen para las acciones que se están solicitando y desarrollar un trabajo de importancia en esta área. De lo contrario, el componente emocional será el que esté estancando o minimizando la efectividad de una herramienta de gestión, instrumento, plan, etc.